Salmo XVII – Francisco de Quevedo
Biografía del autor
Francisco Gómez de Quevedo y Villegas nació en Madrid el 17 de septiembre de 1580 en el seno de una familia de la aristocracia cortesana. Escritor español, que cultivó con abundancia tanto la prosa como la poesía y que es una de las figuras más complejas e importantes del Siglo de Oro español.
En Madrid cursó sus primeros estudios en el Colegio Imperial de los jesuitas; —hoy Instituto de San Isidro— y después en la prestigiosa universidad de Alcalá de Henares; después cursó estudios de teología en la Universidad de Valladolid (1601-1606), ciudad que por aquellos años era la capital de España.
El año 1606 vuelve a su Madrid natal en busca de éxito y fortuna a través del duque de Osuna que se convierte en su protector; también entabla un pleito por la posesión del título nobiliario del señorío de La Torre de Juan Abad
, —pequeña villa dependiente del municipio de Villanueva de los Infantes (Ciudad Real) al sur de La Mancha—. Se traslada a Italia en el año 1613, llamado por el duque de Osuna, entonces virrey de los reinos de Nápoles y Sicilia, el cual le encarga importantes y arriesgadas misiones diplomáticas con el fin de defender el virreinato que empezaba a tambalearse; entre éstas intrigó contra Venecia y tomó parte en una conjura. El duque de Osuna cayó en desgracia en 1620 y Quevedo fue arrastrado en la caída y desterrado a sus posesiones de La Torre de Juan Abad, después, sufrió presidio en el monasterio de Uclés (Cuenca) y arresto domiciliario en Madrid.
Cuando es liberado, en 1643, es un hombre acabado y se retira a sus posesiones de La Torre de Juan Abad para después instalarse en Villanueva de los Infantes donde el 8 de septiembre de 1645 murió.
Salmo XVII:
Salmo XVII es el noveno salmo (aunque sea el número diecisiete) de quince que escribió Francisco de Quevedo en el Siglo de Oro. Trata un tema melancólico y preocupante: la fugacidad del tiempo y, posteriormente, la llegada de la muerte. El poeta expresa sus sentimientos y preocupaciones en este poema
La poesía consta de cuatro estrofas: la primera se sitúa en la ciudad (muros de la patria), la segunda describe un lugar natural (con arroyos y montes) y las dos últimas se sitúan en espacios interiores (su casa y su cuerpo y mente).
Cada escena contiene más detalles que la última por tanto, el poema se vuelve cada vez más íntimo. También va de lo general (los muros de la patria) a lo específico (objetos personales).
El poema es una elegía, con una voz poética de pura expresión.
En cuanto a su métrica, el poema es un soneto metafísico ya que consta de dos cuartetos y dos tercetos endecasílabos con rima abrazada ABBA-ABBA CDE-CDE. El poeta es metafísico porque se relaciona con la filosofía (metafísica: rama de la filosofía que reflexiona sobre verdades generales y elementos más allá de lo físico) porque reflexiona sobre la muerte. El poema consta de varios hipérbaton, sinalefas y sinéresis.
Imagen: fugit irreparabile tempus (fugacidad del tiempo)
Esta casa representa la casa de Quevedo, amancillada (casi destrozada por completo), construida en una patria que una vez fue firme y fuerte, pero que todo lo que ve ahora recuerda a muerte y que por lo tanto, ésta se acerca.
Canción: (no empieza hasta el minuto 1:45)
http://www.youtube.com/watch?v=4WBZwLkvpFI&feature=related
Lucas Dutra
Comentario constructivo de Marc García González (1º Bachillerato B).
ResponderEliminarEn lo que hace referencia a la biografía del autor, me ha gustado como la ha redactado, siguiendo un orden cronológico y resaltando los datos más importantes de la vida de Francisco de Quevedo. Además de hacerlo de una forma breve y clara, ha añadido itinerario de la vida del autor.
En cuanto al poema, considero que tenía que haber analizado de forma más detallada los abundantes recursos expresivos que utiliza Francisco de Quevedo en esta obra: metáforas –en los versos 1,5 y 6–, hipérbatos –en los versos 3, 6, 7, 10 y 12–, elipsis –en el verso 2–, antítesis –en los versos 2 y 8, personificaciones –en los versos 5,6 y 8–, y un encabalgamiento ¬–el de los versos 5 y 6–.
Tampoco aparece un análisis claro de los fenómenos métricos (hiatos y sinalefas).
Para acabar, decir que la imagen y la canción elegidas están relacionadas con el Salmo XVII de Quevedo. La canción transmite tristeza y soledad y en la imagen se puede observar un muro destrozado, como el que describe en su obra.