Salmo XVII
Por Francisco de Quevedo Villegas
Francisco Gómez de Quevedo y Villegas, hijo de Pedro Gómez de Quevedo y Villegas y de María Santibáñez, nació en Madrid el 17 de septiembre de 1580 en el seno de una familia de la aristocracia cortesana. En Madrid cursó sus primeros estudios en el Colegio Imperial de los jesuitas; —hoy Instituto de San Isidro— y después en la prestigiosa universidad de Alcalá de Henares; después cursó estudios de teología en la Universidad de Valladolid (1601-1606), ciudad que por aquellos años era la capital de España.
Fue un autor que se dedicó a la poesía desde muy joven y escribió sonetos satíricos y burlescos en todos los géneros literarios de su época, a la vez que graves poemas en los que expuso su pensamiento, típico del Barroco. Sus mejores poemas muestran la desilusión y la melancolía frente al tiempo y la muerte, puntos centrales de su reflexión poética y bajo la sombra de los cuales pensó el amor.
Este soneto se supone que fue escrito en el principio del siglo XVII (1613), aun que algunos críticos dicen que el escritor lo escribió a finales de su vida, demuestra una actitud meditativa ante el paso del tiempo.
La voz poética, en este caso el yo poético, esta mostrado por medio de pronombres personales (“mi casa”, “mi báculo”, “mi espada”) y posesivos (“la patria mía”) y formas verbales (“Miré los muros”, “Salíme al campo”, “Entré en mi casa”, “Sentí mi espalda”.
La estrofa se puede interpretar de varias maneras por el uso de palabras polisémicas - se puede entender como la sentida presencia de la muerte por el autor y la fugacidad de la vida humana, o como la decadencia de España en el siglo XVII.
Yo creo que la idea del hablante sea mostrar que tan rápido pasa el tiempo y como la vida humana va llegando a su fin. Este tema se puede relacionar con el tópico literario fugit irreparable tempus que el poeta demuestra utilizando muchas palabras del campo semántico de la vida y del tiempo (tiempo, edad, caduca, anciana, recuerdo, muerte), además utiliza metáforas y símbolos que son mostrados y explicados más adelante.
Queverdo va metafóricamente de lo externo a lo interno. El orden es el siguiente: los muros, el campo y la casa. Los muros simbolizan el cuerpo humano, la patria de su alma, que antes estaba fuerte (“si un tiempo fuertes”), pero ahora está viejo y débil (“ya desmoronados”) y la razón es el tiempo (“la carrera de la edad cansados”).
El campo es el alma que, y así como su cuerpo, se está debilitando y se está quedando sin poder (“vi que el sol bebía los arroyos del hielo desatados”) y cada día que pasa siente la muerte más cerca como las sombras que crecen a medida que el día se acaba.
Al final, la casa y la espalda que representa el corazón y la pasión del hombre, ya anciano y, como el báculo, esta “más corvo y menos fuerte” - el paso de la lo ha debilitado y lo único que le queda es esperar la muerte.
En relación con la métrica, se puede decir que este es un soneto que se constituye de catorce versos endecasílabos, agrupados en dos cuartetos y dos tercetos con una rima consonante y abrazada (ABBA – ABBA – CDE – CDE). Aparte de las metáforas y símbolos, en relación con las figuras retoricas, el autor usa hipérbatones (“Miré los muros de la patria mía”, “si un tiempo fuertes, ya desmoronados”, etc.) y una antítesis (“fuertes”- “desmoronados”). También hay unas personificaciones (“el sol bebía”, “sombras hurtó su luz”)
Conclusión
He elegido este poema porque, si lo he entendido bien, trata de la vida y el tiempo que pasa tan rápido que al final todos terminamos viejos, esperando la muerte, como el protagonista del poema.
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